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Las guerras suceden cuando
la intolerancia alcanza proporciones épicas, cuando las razones
para una guerra se vuelven más grandes que la santidad
de la paz. Las guerras suceden cuando fracasamos en darnos cuenta del valor
de estar vivos. Los líderes del mundo tratan de brindar paz, pero no
es un asunto de las instituciones. Son los seres humanos que empiezan las guerras.
Antes que una guerra comience afuera, empieza adentro. La guerra de adentro es más peligrosa porque es un fuego que tal vez nunca pueda apagarse. Las guerras están siendo libradas porque no se ha encontrado paz interior, porque no se le ha permitido desplegarse. Todos estamos buscando algo, que lo podemos llamar éxito, paz, amor o tranquilidad. Es la misma cosa. Lo que estamos buscando tiene muchos nombres porque nosotros no sabemos lo que necesitamos. Para encontrar lo que necesitamos nosotros miramos a nuestro alrededor. Para saber dónde encontrar lo que estamos buscando, primero necesitamos preguntarnos a nosotros mismos dónde lo podemos encontrar. Hemos considerado mirar hacia adentro?
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La vida es una travesía. Somos pasajeros de un tren llamado vida y estamos vivos en un momento llamado ahora. La travesía de la vida es tan hermosa que no necesita destino. En esta travesía se nos ha dado una brújula. La brújula es la sed de estar plenos. La verdadera travesía de la vida comienza el día que empezamos a buscar hasta satisfacer nuestra sed. Esta es la más noble de las búsquedas. Por muchos siglos, una voz ha estado gritando: " Lo que estás buscando está dentro tuyo. Tu verdad está adentro, tu paz, tu dicha están adentro". En nuestros corazones, la paz es como una semilla esperando crecer, florecer. Cuando nosotros permitimos que esa semilla florezca adentro, entonces la paz es posible afuera. Tenemos que darle una oportunidad a la paz. Le daremos una oportunidad a la paz?
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