A los seres humanos se les ha dado el regalo de la esperanza.
Todos necesitamos esa esperanza.
Buenas y malas cosas suceden.
Suceden cosas que nos gustan.
Y otras que no nos agradan.
Y éso nos devasta.
El corazón se quiebra y la esperanza parece perderse.
Pero no importa lo que pase
no podemos permitirnos perder la esperanza.
El corazón es el fabricante de la esperanza.
Nosotros mezclamos tantas cosas.
Hay miedo e ignorancia,
Y también hay una fuerza que nos dice
“sigue adelante”
Aún cuando hay miedo, nos insta
“sigue adelante, dá un paso”.
Tal vez estemos viviendo una situación depresiva,
Y nos dice “sonríe”.
En situaciones espantosas, cuando las cosas no están tan estupendas,
nos dice “a reírse un poco”.
Es una fuerza muy poderosa.
Es lo que nos mantiene juntos,
De lo contrario, colapsaríamos en pedazos.
En un tiempo de caos total,
esta fuerza anhela la paz.
Cuando hay desconfianza, nos habla de confianza.
En dolor total, trae un brillo de esperanza, de alivio.
La esperanza es un regalo que se nos ha dado.
Nos insta a calmar nuestra sed,
a encontrar plenitud cada día.
Nos permite continuar avanzando,
afín de que nuestro corazón busque dicha.
La esperanza hace que todo danze.
Está en una pequeña semilla, esperando crecer.
Es una vela encendida.
Es un sol, una hermosa luz dorada.
Si no fuera por la esperanza que el sol saldrá otra vez mañana,
sería muy difícil decirle adiós cada noche.
Pero vendrá mañana, y espero estar ahí para verlo.
Siempre hay esperanza.
Nosotros debemos aferrarnos a la esperanza y transitar.
Debemos tomar los pasos que necesitamos
y ver lo que el viaje de la vida quiere mostrarnos.
Después de todo, somos visitantes,
y hay muchas cosas para ver.
La regla es que podemos permitirnos conocer esa paz,
La regla, es la dicha.
Podemos volver a casa.
Somos vulnerables, pero también fuertes.
No cualquier viento puede derribarnos.
Tenemos una fuerza inmensurable.
Hay una inmensa sabiduría en nuestro interior,
Hay un amor incomparable.
No es sólo esperanza, sino una realidad que es asombrosa.
Hay un río de dicha donde bañarse,
un río de bondad, un río de gracia.
Esto es lo que somos.
Sólo tenemos que abrir la puerta, entrar y disfrutar,
Y recordar que no nos podemos permitir perder la esperanza.