Cuando ves un amanecer, qué ves? Bueno, déjame decirte ésto
y considéralo, la próxima vez que veas un atardecer, míralo
y recuerda que estás con vida, que existes. Tú.
Tú!
No hay nadie como tú en la faz de ésta tierra. Sólo
tú.
Sabes que tú puedes dar tus ideas a otra persona, puedes dar
tu chaqueta a otro, tu reloj a alguien más...pero nunca podrías
dar tu respiración a otra persona.
Nunca puedes dar ésta vida a otra persona.
Es imposible transplantar ésto. Es único. Cada momento
es único.
Cada día habrá un atardecer y cada día
habrá un amanecer, por lo menos alrededor de la línea
del ecuador. Te vas demasiado lejos hacia el norte, y en seis
meses no tenés nada! Alrededor del ecuador, habrá amanecer
y habrá atardecer.
Habrá personas que se pararán y admirarán
los colores; además, habrá aquellas personas que
admirarán algo más, porque ellos pueden ver un
poquito más allá del sol, más allá del
color, mas allá del azul, ellos pueden verse a sí mismos.
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Ellos verán un bosque y verán un poquito más
allá del bosque, se verán a sí mismos.
Ellos sabrán también que éso, es un regalo, que pueden
ser testigos de éso porque están vivos.
Ellos estarán agradecidos y permitirán que sus
corazones se llenen de gratitud. GRATITUD. Agradecimiento! No
un agradecimiento obligatorio, sino un aprecio que viene desde
adentro de uno, porque se está agradecido.
Gratitud.
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Conocer...no porque alguien nos ha susurrado al oído, sino
porque Tú conoces.
Estar agradecido, no por el atardecer, sino por esa respiración
que nos permite ver ese atardecer.
Porque recuerda, habrá muchos, muchos atardeceres, aún, después
que te hayas ido. Muchos! y tú no los verás.
Hay algo más sucediendo que te está permitiendo ver
el que se está celebrando en frente tuyo.